miércoles, 20 de octubre de 2010

desconfianza


Dos tortugas iban muy sedientas arrastrándose por el desierto.
Al cabo de un tiempo descubrieron una botella grande de Coca-Cola (debían de ser norteamericanas).
Saltaron de alegría, pero enseguida se dieron cuenta de que no tenían un abridor.

Lo intentaron con todas sus fuerzas, pero no había manera de abrir la botella, así que decidieron que una volvería al pueblo y la otra vigilaría la botella.
Pasó mucho tiempo –cinco horas, diez horas, un día, dos días, cinco días, siete días.

Entonces la tortuga que vigilaba volvió a intentar abrir la botella.
Inmediatamente la otra tortuga salió corriendo de entre las dunas cercanas gritando:
“Si empiezas así, nunca me iré”.

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